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.�sta podr�a ser otra manera de comenzar, desde luego: Clarissa yendo aun recado un d�a de junio en lugar de los soldados que desfilan para depositar la corona enWhitehall.�Pero es el comienzo correcto? �No es demasiado vulgar? Virginia yace ensilencio en su cama, y el sue�o la invade de nuevo tan r�pidamente que no es conscientede que vuelve a dormirse.Parece, de pronto, que no est� en la cama, sino en un parque;un parque incre�blemente verdeante, verde m�s all� del verde: una visión platónica de unparque, a la vez acogedor y sede de misterio, que sugiere como lo hacen los parques,mientras la anciana con el chal dormita en el banco de listones, algo vivo y antiguo, algoque no es ni amable ni poco amable, sino que exulta sólo en su continuidad y que fusionael universo verde de granjas y prados, bosques y parques.Virginia se mueve por �l sincaminar del todo: flota, es una pluma de percepción, incorpórea.El parque le revela susarriates de lirios y peonias, sus senderos de grava orillados de rosas color crema.Unadoncella de piedra, alisada por el clima, se alza al borde de un estanque claro y cavilamirando al agua.Virginia avanza por el parque como impelida por un coj�n de aire; empiezaa comprender que otro parque se esconde debajo del que ve, un parque subterr�neo, m�smaravilloso y terrible este.Es la ra�z de la que brotan estos c�spedes y p�rgolas.Es laverdadera idea del parque, algo que es menos sencillo que hermoso.Ahora ve gente.Unchino que se agacha para recoger algo de la hierba, una ni�a esperando.M�s adelantesobre un c�rculo de tierra removida, una mujer canta.Virginia vuelve a despertarse.Est� aqu�, en su dormitorio de Hogarth House.Llena lahabitación una luz gris; hu�diza, de tonalidad de acero, se extiende sobre el cobertor conuna vida gris�cea y blanca, l�quida.Platea las paredes verdes.Ha so�ado con un parque yha so�ado una frase para su nuevo libro: �cu�l era? Flores; algo relacionado con flores.�Oalgo relacionado con un parque? �Hab�a alguien cantando? No, la frase se ha desvanecido,pero en realidad no importa, porque ella conserva la sensación que ha dejado.Sabe quepuede levantarse y escribir.Se levanta de la cama y entra en el cuarto de ba�o.Leonard se ha levantado; quiz�s est�ya trabajando.En el cuarto de ba�o se lava la cara.No mira directamente al espejo colgadoencima del lavabo.Es consciente de que sus movimientos se reflejan en el cristal, pero nose permite mirar.El espejo es peligroso; a veces le muestra una manifestación de aire quecoincide con su cuerpo, su forma, pero permanece detr�s, observ�ndola con ojos porcinos y h�medos, y una respiración callada.Se lava la cara y no mira al espejo, no, desde luego,esta ma�ana, no cuando el trabajo la est� esperando y est� ansiosa de emprenderlo, de lamisma manera en que se sumar�a a una fiesta que ya ha comenzado en el piso de abajo,una fiesta llena de ingenio y belleza, por supuesto, pero llena as� mismo de algo m�sdelicado que ambas cosas; algo misterioso y dorado; una chispa de celebración profunda,de vida misma, como si bajo la m�sica resonaran secretos y susurros de sedas arrastradassobre suelos barnizados.Ella, Virginia, podr�a ser una muchacha que luce un vestido nuevoy se dispone a bajar a una fiesta, a aparecer en las escaleras, fresca y llena de esperanza.No, no mirar� al espejo.Termina de lavarse la cara.Cuando ha terminado en el cuarto de ba�o, baja a la oscura quietud de la ma�ana en elpasillo.Lleva su bata casera azul p�lido.La noche habita todav�a aqu�.Hogarth House essiempre nocturna, incluso con su caos de papeles y libros, sus escabeles brillantes y susalfombras persas.No es una vivienda oscura en s� misma, pero parece estar iluminadacontra la oscuridad, aun cuando la d�bil luz del sol temprano brilla entre las cortinas y eltr�fico de autos y carruajes fluye estrepitoso por Paradise Road [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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.�sta podr�a ser otra manera de comenzar, desde luego: Clarissa yendo aun recado un d�a de junio en lugar de los soldados que desfilan para depositar la corona enWhitehall.�Pero es el comienzo correcto? �No es demasiado vulgar? Virginia yace ensilencio en su cama, y el sue�o la invade de nuevo tan r�pidamente que no es conscientede que vuelve a dormirse.Parece, de pronto, que no est� en la cama, sino en un parque;un parque incre�blemente verdeante, verde m�s all� del verde: una visión platónica de unparque, a la vez acogedor y sede de misterio, que sugiere como lo hacen los parques,mientras la anciana con el chal dormita en el banco de listones, algo vivo y antiguo, algoque no es ni amable ni poco amable, sino que exulta sólo en su continuidad y que fusionael universo verde de granjas y prados, bosques y parques.Virginia se mueve por �l sincaminar del todo: flota, es una pluma de percepción, incorpórea.El parque le revela susarriates de lirios y peonias, sus senderos de grava orillados de rosas color crema.Unadoncella de piedra, alisada por el clima, se alza al borde de un estanque claro y cavilamirando al agua.Virginia avanza por el parque como impelida por un coj�n de aire; empiezaa comprender que otro parque se esconde debajo del que ve, un parque subterr�neo, m�smaravilloso y terrible este.Es la ra�z de la que brotan estos c�spedes y p�rgolas.Es laverdadera idea del parque, algo que es menos sencillo que hermoso.Ahora ve gente.Unchino que se agacha para recoger algo de la hierba, una ni�a esperando.M�s adelantesobre un c�rculo de tierra removida, una mujer canta.Virginia vuelve a despertarse.Est� aqu�, en su dormitorio de Hogarth House.Llena lahabitación una luz gris; hu�diza, de tonalidad de acero, se extiende sobre el cobertor conuna vida gris�cea y blanca, l�quida.Platea las paredes verdes.Ha so�ado con un parque yha so�ado una frase para su nuevo libro: �cu�l era? Flores; algo relacionado con flores.�Oalgo relacionado con un parque? �Hab�a alguien cantando? No, la frase se ha desvanecido,pero en realidad no importa, porque ella conserva la sensación que ha dejado.Sabe quepuede levantarse y escribir.Se levanta de la cama y entra en el cuarto de ba�o.Leonard se ha levantado; quiz�s est�ya trabajando.En el cuarto de ba�o se lava la cara.No mira directamente al espejo colgadoencima del lavabo.Es consciente de que sus movimientos se reflejan en el cristal, pero nose permite mirar.El espejo es peligroso; a veces le muestra una manifestación de aire quecoincide con su cuerpo, su forma, pero permanece detr�s, observ�ndola con ojos porcinos y h�medos, y una respiración callada.Se lava la cara y no mira al espejo, no, desde luego,esta ma�ana, no cuando el trabajo la est� esperando y est� ansiosa de emprenderlo, de lamisma manera en que se sumar�a a una fiesta que ya ha comenzado en el piso de abajo,una fiesta llena de ingenio y belleza, por supuesto, pero llena as� mismo de algo m�sdelicado que ambas cosas; algo misterioso y dorado; una chispa de celebración profunda,de vida misma, como si bajo la m�sica resonaran secretos y susurros de sedas arrastradassobre suelos barnizados.Ella, Virginia, podr�a ser una muchacha que luce un vestido nuevoy se dispone a bajar a una fiesta, a aparecer en las escaleras, fresca y llena de esperanza.No, no mirar� al espejo.Termina de lavarse la cara.Cuando ha terminado en el cuarto de ba�o, baja a la oscura quietud de la ma�ana en elpasillo.Lleva su bata casera azul p�lido.La noche habita todav�a aqu�.Hogarth House essiempre nocturna, incluso con su caos de papeles y libros, sus escabeles brillantes y susalfombras persas.No es una vivienda oscura en s� misma, pero parece estar iluminadacontra la oscuridad, aun cuando la d�bil luz del sol temprano brilla entre las cortinas y eltr�fico de autos y carruajes fluye estrepitoso por Paradise Road [ Pobierz całość w formacie PDF ]
