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.Estando, pues, asidos de las manos Basilio y Quiteria, el cura, tierno ylloroso, los echó la bendición y pidió al cielo diese buen poso al alma delnuevo desposado; el cual, así como recibió la bendición, con presta ligereza selevantó en pie, y con no vista desenvoltura se sacó el estoque, a quien servíade vaina su cuerpo.Quedaron todos los circunstantes admirados, y algunos dellos, más simples quecuriosos, en altas voces, comenzaron a decir:-¡Milagro, milagro!Pero Basilio replicó:-¡No "milagro, milagro", sino industria, industria!El cura, desatentado y atónito, acudió con ambas manos a tentar la herida, yhalló que la cuchilla había pasado, no por la carne y costillas de Basilio, sinopor un cañón hueco de hierro que, lleno de sangre, en aquel lugar bien acomodadotenía; preparada la sangre, según después se supo, de modo que no se helase.Finalmente, el cura y Camacho, con todos los más circunstantes, se tuvieron porburlados y escarnidos.La esposa no dio muestras de pesarle de la burla; antes,oyendo decir que aquel casamiento, por haber sido engañoso, no había de servaledero, dijo que ella le confirmaba de nuevo; de lo cual coligieron todos quede consentimiento y sabiduría de los dos se había trazado aquel caso, de lo quequedó Camacho y sus valedores tan corridos que remitieron su venganza a lasmanos, y, desenvainando muchas espadas, arremetieron a Basilio, en cuyo favor enun instante se desenvainaron casi otras tantas.Y, tomando la delantera acaballo don Quijote, con la lanza sobre el brazo y bien cubierto de su escudo,se hacía dar lugar de todos.Sancho, a quien jamás pluguieron ni solazaronsemejantes fechurías, se acogió a las tinajas, donde había sacado su agradableespuma, pareciéndole aquel lugar como sagrado, que había de ser tenido enrespeto.Don Quijote, a grandes voces, decía:378 -Teneos, señores, teneos, que no es razón toméis venganza de los agravios que elamor nos hace; y advertid que el amor y la guerra son una misma cosa, y así comoen la guerra es cosa lícita y acostumbrada usar de ardides y estratagemas paravencer al enemigo, así en las contiendas y competencias amorosas se tienen porbuenos los embustes y marañas que se hacen para conseguir el fin que se desea,como no sean en menoscabo y deshonra de la cosa amada.Quiteria era de Basilio,y Basilio de Quiteria, por justa y favorable disposición de los cielos.Camachoes rico, y podrá comprar su gusto cuando, donde y como quisiere.Basilio notiene más desta oveja, y no se la ha de quitar alguno, por poderoso que sea; quea los dos que Dios junta no podrá separar el hombre; y el que lo intentare,primero ha de pasar por la punta desta lanza.Y, en esto, la blandió tan fuerte y tan diestramente, que puso pavor en todoslos que no le conocían, y tan intensamente se fijó en la imaginación de Camachoel desdén de Quiteria, que se la borró de la memoria en un instante; y así,tuvieron lugar con él las persuasiones del cura, que era varón prudente y bienintencionado, con las cuales quedó Camacho y los de su parcialidad pacíficos ysosegados; en señal de lo cual volvieron las espadas a sus lugares, culpando mása la facilidad de Quiteria que a la industria de Basilio; haciendo discursoCamacho que si Quiteria quería bien a Basilio doncella, también le quisieracasada, y que debía de dar gracias al cielo, más por habérsela quitado que porhabérsela dado.Consolado, pues, y pacífico Camacho y los de su mesnada, todos los de la deBasilio se sosegaron, y el rico Camacho, por mostrar que no sentía la burla, nila estimaba en nada, quiso que las fiestas pasasen adelante como si realmente sedesposara; pero no quisieron asistir a ellas Basilio ni su esposa ni secuaces; yasí, se fueron a la aldea de Basilio, que también los pobres virtuosos ydiscretos tienen quien los siga, honre y ampare, como los ricos tienen quien loslisonjee y acompañe.Llevarónse consigo a don Quijote, estimándole por hombre de valor y de pelo enpecho.A sólo Sancho se le escureció el alma, por verse imposibilitado deaguardar la espléndida comida y fiestas de Camacho, que duraron hasta la noche;y así, asenderado y triste, siguió a su señor, que con la cuadrilla de Basilioiba, y así se dejó atrás las ollas de Egipto, aunque las llevaba en el alma,cuya ya casi consumida y acabada espuma, que en el caldero llevaba, lerepresentaba la gloria y la abundancia del bien que perdía; y así, congojado ypensativo, aunque sin hambre, sin apearse del rucio, siguió las huellas deRocinante.Capítulo XXII.Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva deMontesinos, que está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima elvaleroso don Quijote de la ManchaGrandes fueron y muchos los regalos que los desposados hicieron a don Quijote,obligados de las muestras que había dado defendiendo su causa, y al par de lavalentía le graduaron la discreción, teniéndole por un Cid en las armas y por unCicerón en la elocuencia.El buen Sancho se refociló tres días a costa de losnovios, de los cuales se supo que no fue traza comunicada con la hermosaQuiteria el herirse fingidamente, sino industria de Basilio, esperando della elmesmo suceso que se había visto; bien es verdad que confesó que había dado partede su pensamiento a algunos de sus amigos, para que al tiempo necesariofavoreciesen su intención y abonasen su engaño.379 -No se pueden ni deben llamar engaños -dijo don Quijote- los que ponen la miraen virtuosos fines.Y que el de casarse los enamorados era el fin de más excelencia, advirtiendo queel mayor contrario que el amor tiene es la hambre y la continua necesidad,porque el amor es todo alegría, regocijo y contento, y más cuando el amante estáen posesión de la cosa amada, contra quien son enemigos opuestos y declarados lanecesidad y la pobreza; y que todo esto decía con intención de que se dejase elseñor Basilio de ejercitar las habilidades que sabe, que, aunque le daban fama,no le daban dineros, y que atendiese a granjear hacienda por medios lícitos eindustriosos, que nunca faltan a los prudentes y aplicados.-El pobre honrado, si es que puede ser honrado el pobre, tiene prenda en tenermujer hermosa, que, cuando se la quitan, le quitan la honra y se la matan.Lamujer hermosa y honrada, cuyo marido es pobre, merece ser coronada con laurelesy palmas de vencimiento y triunfo.La hermosura, por sí sola, atrae lasvoluntades de cuantos la miran y conocen, y como a señuelo gustoso se le abatenlas águilas reales y los pájaros altaneros; pero si a la tal hermosura se lejunta la necesidad y la estrecheza, también la embisten los cuervos, los milanosy las otras aves de rapiña; y la que está a tantos encuentros firme bien merecellamarse corona de su marido [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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