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. Pero toda ayuda era vana porque el buen hombre, que era ya viejo y haba vivido desordenadamente, segn decan losmdicos iba de da en da de mal en peor como quien tiene un mal de muerte; de lo que los dos hermanos mucho se dolan y unda, muy cerca de la alcoba en que seor Ciappelletto yaca enfermo, comenzaron a razonar entre ellos.-Qu haremos de ste? -deca el uno al otro-.Estamos por su causa en una situación psima porque echarlo fuera denuestra casa tan enfermo nos traera gran tacha y sera signo manifiesto de poco juicio al ver la gente que primero lo habamosrecibido y despus hecho servir y medicar tan solcitamente para ahora, sin que haya podido hacer nada que pudieraofendernos, echarlo fuera de nuestra casa tan sbitamente, y enfermo de muerte.Por otra parte, ha sido un hombre tan malvadoque no querr confesarse ni recibir ningn sacramento de la Iglesia y, muriendo sin confesión, ninguna iglesia querr recibir sucuerpo y ser arrojado a los fosos como un perro.Y si por el contrario se confiesa, sus pecados son tantos y tan horribles queno los habr semejantes y ningn fraile o cura querr ni podr absolverle; por lo que, no absuelto, ser tambin arrojado a losfosos como un perro.Y si esto sucede, el pueblo de esta tierra, tanto por nuestro oficio (que les parece inicuo y al que todo eltiempo pasan maldiciendo) como por el deseo que tiene de robarnos, vindolo, se amotinar y gritar: Estos perros lombardosa los que la iglesia no quiere recibir no pueden sufrirse ms, y corrern en busca de nuestras arcas y tal vez no solamente nosroben los haberes sino que pueden quitarnos tambin la vida; por lo que de cualquiera guisa estamos mal si ste se muere.Seor Ciappelletto, que, decimos, yaca all cerca de donde stos estaban hablando, teniendo el odo fino, como la mayorade las veces pasa a los enfermos, oyó lo que estaban diciendo y los hizo llamar y les dijo:-No quiero que temis por m ni tengis miedo de recibir por mi causa algn dao; he odo lo que habis estado hablandode m y estoy certsimo de que sucedera como decs si as como pensis anduvieran las cosas; pero andarn de otra manera.He hecho, viviendo, tantas injurias al Seor Dios que por hacerle una ms a la hora de la muerte poco se dar.Y por ello,procurad hacer venir un fraile santo y valioso lo ms que podis, si hay alguno que lo sea, y dejadme hacer, que yo concertarfirmemente vuestros asuntos y los mos de tal manera que resulten bien y estis contentos.Los dos hermanos, aunque no sintieron por esto mucha esperanza, no dejaron de ir a un convento de frailes y pidieron quealgn hombre santo y sabio escuchase la confesión de un lombardo que estaba enfermo en su casa; y les fue dado un fraileanciano de santa y de buena vida, y gran maestro de la Escritura y hombre muy venerable, a quien todos los ciudadanos tenanen grandsima y especial devoción, y lo llevaron con ellos.El cual, llegado a la cmara donde el seor Ciappelletto yaca, ysentndose a su lado empezó primero a confortarle benignamente y le preguntó luego que cunto tiempo haca que no se habaconfesado.A lo que el seor Ciappelletto, que nunca se haba confesado, respondió:-Padre mo, mi costumbre es de confesarme todas las semanas al menos una vez; sin lo que son bastantes las que meconfieso ms; y la verdad es que, desde que he enfermado, que son casi ocho das, no me he confesado, tanto es el malestar quecon la enfermedad he tenido.Dijo entonces el fraile:-Hijo mo, bien has hecho, y as debes hacer de ahora en adelante; y veo que si tan frecuentemente te confiesas, pocotrabajo tendr en escucharte y preguntarte.Dijo seor Ciappelletto:-Seor fraile, no digis eso; yo no me he confesado nunca tantas veces ni con tanta frecuencia que no quisiera hacersiempre confesión general de todos los pecados que pudiera recordar desde el da en que nac hasta el que me haya confesado;y por ello os ruego, mi buen padre, que me preguntis tan menudamente de todas las cosas como si nunca me hubieraconfesado, y no tengis compasión porque est enfermo, que ms quiero disgustar a estas carnes mas que, excusndolas, hacercosa que pudiese resultar en perdición de mi alma, que mi Salvador rescató con su preciosa sangre [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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