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. No diré una palabra. Saluda a Ricky de mi parte.Dile que resista hasta que yo llegue. Se lo diré, Jackie.Desapareció tan sigilosamente como había aparecido.Más secretos que guardar.Pappy desenganchó el remolque y se sentó al volante del camion. No podemos esperar tres horas murmuró, poniendo el motor en marcha.65John Grisham LA GRANJASe alejó de la desmotadora y abandonó la ciudad.Entrada la noche, un trabajador de la desmotadoraengancharía un pequeño tractor a nuestro remolque y tiraría de él.El algodón sería aspirado al interiorde la desmotadora y, una hora después, saldrían de ésta dos balas perfectas.Las pesarían, tomaríansendas muestras de ellas y ambas se guardarían para que el comprador del algodón pudiera evaluarías.Después del desayuno, Pappy regresaría a la desmotadora para recoger el remolque, examinaría lasbalas y las muestras y buscaría otra cosa por la que preocuparse.Al día siguiente, llegó una carta de Ricky.Gran la había dejado sobre la mesa de la cocina, y la vimoscuando entramos por la puerta trasera, arrastrando los pies y con la espalda dolorida.Aquel día yohabía recolectado cuarenta kilos de algodón, un récord sin precedentes para un niño de siete años,aunque los récords no se podían controlar porque siempre había muchas mentiras de por medio.Sobretodo, entre los niños.En aquellos momentos tanto Pappy como mi padre estaban recolectandodoscientos cincuenta kilos diarios.Gran tarareaba y sonreía, lo cual significaba que la carta contenía buenas noticias.La tomó y nos laleyó en voz alta.Para entonces, ya se la había aprendido de memoria.Queridos papá, mamá, Jesse, Kathleen y Luke:Espero que todo vaya bien en casa.Jamás pensé que pudiera echar tanto de menos la recolección delalgodón, pero os aseguro que ahora mismo desearía estar allí.Lo echo todo de menos: la granja, elpollo frito, a los Cardinals.¿Será posible que los Dodgers ganen la Liga? Me pongo enfermo sólo de pensarlo.Sea como fuere, aquí no van mal las cosas.Todo está tranquilo.Ya no estamos en el frente.Mi unidadse encuentra a unos ocho kilómetros de él y poco a poco recuperamos el sueño atrasado.Estamosabrigados y descansados y comemos muy bien, y ahora mismo nadie dispara contra nosotros ninosotros disparamos contra nadie.Creo que no tardaré en volver a casa.Parece que las cosas se están calmando un poco.Oímos rumoressobre conversaciones de paz y cosas por el estilo, de modo que cruzamos los dedos.Recibí vuestra última remesa de cartas, que significan mucho para mí.Así que seguid escribiéndome.Luke, tu carta era un poco corta, a ver sí me escribes otra más larga.Tengo que irme corriendo.Con todo mi cariño,RICKYLa carta corrió de mano en mano, y la leímos una y otra vez.Después Gran la guardó en una caja depuros al lado del aparato de radio.Allí estaban todas las cartas de Ricky y no era insólito entrar en lacocina por la noche y sorprender a Pappy o a Gran leyéndolas.Recibir noticias de Ricky nos hizo olvidar los músculos entumecidos y la piel quemada por el sol, ytodos comimos muy deprisa para sentarnos alrededor de la mesa y responder aquella carta.Tomé mi cuaderno y un lápiz y me puse a contarle a Ricky todo lo de Jerry Sisco y Hank Spruill sinahorrar ningún detalle.La sangre, el palo, Stick Powers, todo.Muchas palabras no sabia cómo seescribían pero me las apañé.Si había alguien capaz de perdonarme las faltas de ortografía, era Ricky.Como no quería que nadie supiera que estaba expandiendo chismes hasta en Corea, tapé el cuaderno lomejor que pude.Se escribieron cinco cartas al mismo tiempo, describiendo otras tantas versiones de los mismosacontecimientos.Mientras escribíamos, los mayores empezaron a contar historias divertidas.Fue unmomento de felicidad en medio de la cosecha.Pappy encendió la radio y salieron los Cardinals, yentonces nuestras cartas se fueron alargando [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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. No diré una palabra. Saluda a Ricky de mi parte.Dile que resista hasta que yo llegue. Se lo diré, Jackie.Desapareció tan sigilosamente como había aparecido.Más secretos que guardar.Pappy desenganchó el remolque y se sentó al volante del camion. No podemos esperar tres horas murmuró, poniendo el motor en marcha.65John Grisham LA GRANJASe alejó de la desmotadora y abandonó la ciudad.Entrada la noche, un trabajador de la desmotadoraengancharía un pequeño tractor a nuestro remolque y tiraría de él.El algodón sería aspirado al interiorde la desmotadora y, una hora después, saldrían de ésta dos balas perfectas.Las pesarían, tomaríansendas muestras de ellas y ambas se guardarían para que el comprador del algodón pudiera evaluarías.Después del desayuno, Pappy regresaría a la desmotadora para recoger el remolque, examinaría lasbalas y las muestras y buscaría otra cosa por la que preocuparse.Al día siguiente, llegó una carta de Ricky.Gran la había dejado sobre la mesa de la cocina, y la vimoscuando entramos por la puerta trasera, arrastrando los pies y con la espalda dolorida.Aquel día yohabía recolectado cuarenta kilos de algodón, un récord sin precedentes para un niño de siete años,aunque los récords no se podían controlar porque siempre había muchas mentiras de por medio.Sobretodo, entre los niños.En aquellos momentos tanto Pappy como mi padre estaban recolectandodoscientos cincuenta kilos diarios.Gran tarareaba y sonreía, lo cual significaba que la carta contenía buenas noticias.La tomó y nos laleyó en voz alta.Para entonces, ya se la había aprendido de memoria.Queridos papá, mamá, Jesse, Kathleen y Luke:Espero que todo vaya bien en casa.Jamás pensé que pudiera echar tanto de menos la recolección delalgodón, pero os aseguro que ahora mismo desearía estar allí.Lo echo todo de menos: la granja, elpollo frito, a los Cardinals.¿Será posible que los Dodgers ganen la Liga? Me pongo enfermo sólo de pensarlo.Sea como fuere, aquí no van mal las cosas.Todo está tranquilo.Ya no estamos en el frente.Mi unidadse encuentra a unos ocho kilómetros de él y poco a poco recuperamos el sueño atrasado.Estamosabrigados y descansados y comemos muy bien, y ahora mismo nadie dispara contra nosotros ninosotros disparamos contra nadie.Creo que no tardaré en volver a casa.Parece que las cosas se están calmando un poco.Oímos rumoressobre conversaciones de paz y cosas por el estilo, de modo que cruzamos los dedos.Recibí vuestra última remesa de cartas, que significan mucho para mí.Así que seguid escribiéndome.Luke, tu carta era un poco corta, a ver sí me escribes otra más larga.Tengo que irme corriendo.Con todo mi cariño,RICKYLa carta corrió de mano en mano, y la leímos una y otra vez.Después Gran la guardó en una caja depuros al lado del aparato de radio.Allí estaban todas las cartas de Ricky y no era insólito entrar en lacocina por la noche y sorprender a Pappy o a Gran leyéndolas.Recibir noticias de Ricky nos hizo olvidar los músculos entumecidos y la piel quemada por el sol, ytodos comimos muy deprisa para sentarnos alrededor de la mesa y responder aquella carta.Tomé mi cuaderno y un lápiz y me puse a contarle a Ricky todo lo de Jerry Sisco y Hank Spruill sinahorrar ningún detalle.La sangre, el palo, Stick Powers, todo.Muchas palabras no sabia cómo seescribían pero me las apañé.Si había alguien capaz de perdonarme las faltas de ortografía, era Ricky.Como no quería que nadie supiera que estaba expandiendo chismes hasta en Corea, tapé el cuaderno lomejor que pude.Se escribieron cinco cartas al mismo tiempo, describiendo otras tantas versiones de los mismosacontecimientos.Mientras escribíamos, los mayores empezaron a contar historias divertidas.Fue unmomento de felicidad en medio de la cosecha.Pappy encendió la radio y salieron los Cardinals, yentonces nuestras cartas se fueron alargando [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]